ASCENSO DE LAS ECONOMÍAS INTERMEDIAS
La crisis del 2008-09 mantuvo la disparidad de efectos regionales que ha prevalecido en las últimas décadas. Esta vez el impacto fue mayor en las países centrales, que en las denominadas “economías emergentes”. Por esa razón persiste la discusión sobre los acoples, los desacoples y los reacoples zonales a la oleada descendente.
China se mantuvo a flote, pero con tasas de crecimiento muy inferiores a su media de los últimos tiempos. Los bancos de ese país no fueron afectados por créditos incobrables y mantuvieron en cartera significativas sumas de efectivo. El nivel de actividad esperado de otras economías en ascenso –como Rusia, India o Brasil- sería menor a China, pero también revelaría un distanciamiento con el desplome registrado en las economías avanzadas.
El comportamiento similar de esos cuatro países ha reforzado su caracterización como un nuevo bloque (conocido cómo BRIC). La participación de este grupo en el PBI global tiende a crecer (de 14% en el 2007 % a 18% en el 2010), junto al avance de otro núcleo de economías subdesarrolladas en expansión (cómo Corea del Sur o Sudáfrica).
La incidencia de estos países se verificó en el nuevo esquema de jerarquías mundiales que apareció en la crisis. A diferencia de los años 80 o 90, la gestión de la turbulencia no quedó restringida a la tríada o al G 7. Irrumpió un G 15 y luego un G 20 de economías medianas, que fueron invitadas al selecto club de las cumbres presidenciales. En el centro de estos encuentros operó un G 2 entre China y Estados Unidos, que negoció la continuidad de la principal sociedad comercial del planeta.
Estas reuniones marginaron al resto del mundo del manejo de la eclosión. El gran conglomerado de integrantes de la Asamblea de Naciones Unidas (un G 192) quedó totalmente fuera de cualquier gestión. Los convocados a las cumbres han sido países que tienen grandes reservas en divisas, significativas acreencias en dólares o importantes inversiones en bonos del Tesoro.
El núcleo de los BRIC está conformado por economías semiperiferias, que comienzan a oscilar entre los dos polos del mercado mundial. Han quedado situados en ese terreno intermedio, por su experiencia de dominación o por la magnitud de los recursos demográficos, naturales y militares que controlan.
La emergencia de este bloque es un efecto de la bifurcación registrada en el Tercer Mundo durante las últimas décadas. Esta transformación introdujo una notable fractura entre economías degradadas (África) y crecientemente industrializadas (Sur y Este de Asia) y ha generado un escenario más segmentado y diversificado, que la precedente configuración dualista de centro-periferia.
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